
Muchas personas con problemas para digerir lactosa se enfrentan al dilema de tener que dejar de consumir productos derivados de la leche. La dificultad del organismo humano para digerir la lactosa, el azúcar naturalmente presente en la leche, hace que aparezcan síntomas molestos que nos llevan a reducir su consumo o a adquirir productos sin lactosa.
Pero, ¿sabías que hay productos que contienen una menor cantidad de lactosa? Estos alimentos son más tolerados por el cuerpo humano que la leche. Para entenderlo hay que saber qué es la lactosa y de qué forma está presente en alimentos como el queso o el yogur.
Si quieres saber más información sobre el yogur y la digestión no te pierdas nuestro post sobre como el yogur protege nuestro aparato digestivo, el yogur y la absorción del calcio, los beneficios de incluir yogur en tu alimentación y el consumo del yogur.
¿Qué es la lactosa?
La lactosa es el azúcar naturalmente presente en la leche. Es un disacárido formado por la unión de dos azúcares simples: Glucosa y galactosa. Para su digestión intestinal, se precisa del enzima lactasa, molécula presente en el borde de las vellosidades intestinales.
“El ser humano es el único mamífero que mantiene la capacidad de digerir lactosa más allá del período de destete”.
A diferencia de los demás mamíferos del planeta, el hombre es el único cuyo organismo es capaz de digerir la lactosa mucho después de superada la fase de amamantamiento.
Aun así, se calcula que la mitad de la población adulta ha perdido cierta capacidad de producir lactasa y, en consecuencia, presenta dificultades a la hora de digerir este azúcar. Tal es así, que la deficiencia de lactasa, es la enzimopatía más frecuentemente observada en la raza humana.

Intolerancia a la lactosa
Sin lactasa, la lactosa no se digiere en el intestino delgado, alcanzando el colon, donde la microbiota, procede a su fermentación. Como resultado de este proceso, se generan ácidos grasos de cadena corta, como el acetato, propionato, lactato y butirato, los cuales incrementan la presión osmótica de la zona, induciendo a la secreción de agua y electrolitos, para compensar este aumento de osmolaridad.
Este suceso, junto con la producción de metano, hidrógeno y CO2, por parte de la microbiota fermentadora, da lugar a diarreas y distensión abdominal, síntomas característicos de la intolerancia la lactosa.
Yogur, un alimento con menos lactosa
El yogur, al igual que el queso, pero a diferencia de la leche, sufre un proceso de fermentación bacteriana que produce la descomposición de la lactosa. Durante el proceso de fermentación láctica del yogur, se produce la hidrólisis de entre el 20% y el 30% de lactosa a sus monosacáridos componentes. Como resultado, el yogur contiene menos lactosa que la leche con la que se elabora.
Las bacterias fermentadoras del yogur, expresan enzima lactasa activa, lo que contribuiría a la mejor digestibilidad del yogur respecto de la leche en individuos intolerantes.

Conclusiones
Todos los yogures contienen lactosa, a excepción de los yogures sin lactosa, pero contienen un pequeño porcentaje, parte del cual, es degradado por los fermentos lácticos. Esto hace que los yogures sean más tolerados que la leche por las personas intolerantes a la lactosa.
El yogur puede ser un alimento permitido, según la tolerancia de la persona por los siguientes motivos:
- El yogur contiene menos cantidad de lactosa que la leche y las bacterias que lo fermentan expresan lactasa funcionante.
- Normalmente, hay muy poco hidrógeno en la respiración, pero si su cuerpo tiene problemas para descomponer y absorber la lactosa, los niveles de hidrógeno en el aliento se incrementan. El yogur fresco administrado a pacientes con intolerancia a la lactosa disminuye los niveles de hidrógeno en aire espirado tras sobrecarga con lactosa.
- Diversas revisiones y estudios evidencian que la ingesta de yogur mejora la digestión de la lactosa y los síntomas de intolerancia a la misma, en individuos con maldigestión de ella.