Dieta astringente: alimentos para ayudar a detener la diarrea

La diarrea es un aumento del número de evacuaciones al día con un aspecto bastante líquido. Técnicamente, se definiría como deposiciones no formadas con un peso mayor de 250 gramos en un día. En ella se pueden encontrar alimentos no digeridos, pus e incluso sangre.

Su desarrollo se debe a la ingesta de una comida o agua en mal estado, alguna infección bacteriana o virus. Esta, puede ser síntoma de muchos tipos de enfermedades.

Se pueden tener en cuenta dos tipos de diarrea dependiendo de la duración.

  • Diarrea aguda varios días.
  • Diarrea persistente 14 días o más.

No tratarla de forma adecuada, puede dar lugar a problemas mayores como malabsorción o deshidratación. Las vellosidades intestinales dañadas impiden que se absorban bien los nutrientes, pudiéndose llegar a desarrollar una desnutrición. La pérdida excesiva de agua hace que el cuerpo no contenga suficientes electrolitos, dando lugar a la deshidratación con todo lo que esto conlleva.

Para poder solucionar este problema y prevenir una posible deshidratación o desnutrición, la alimentación es clave. Para ello, es importante consumir alimentos astringentes o absorbentes. Estos alimentos, son capaces de hacer disminuir el número de deposiciones, haciendo aumentar también su consistencia. Alimentos con propiedades coloidales como la pectina y dextrina; fuentes de proteínas de alto valor biológico. Por ejemplo:

  • Arroz blanco
  • Patata
  • Plátano
  • Pollo
  • Carne magra de cerdo y ternera
  • Pescados magros
  • Suero

Es importante, también, evitar el consumo de alimentos ricos en fibra como son las verduras, las frutas, frutos secos o los cereales integrales.

No consumir alimentos con gran cantidad de azúcares libres como son las bebidas azucaradas, compotas industriales o zumos.

Reducir la ingesta de alimentos con un alto aporte de grasa o que sean cocinados con aceite o mantequilla. Las técnicas más aconsejables serían al vapor, cocido, plancha…

La forma en la que comes también influye, siendo más aconsejable comer de poco en poco masticando bien el alimento.

Bibliografía

Acuña R. Diarrea aguda. Rev. med. clin. condes – 2015; 26(5) 676-686

Organización mundial de la salud. Enfermedades diarreicas. 2017

Figueroa O. Vásquez M. Noguera D. Villalobos D. Alimentación del paciente con diarrea aguda. Archivos venezolanos de puericultura y pediatría 2014; Vol 77 (1)

La no presencia de gluten en la leche y derivados

El gluten es una proteína de origen vegetal, concretamente una glucoproteína que se encuentra en cereales de consumo tan habitual como el trigo, la cebada, el centeno o la avena, y en otros cereales que son de consumo menos frecuente, como son la espelta y el triticale.

Tiene poco poder nutritivo pero un alto poder tecnológico, siendo el responsable de la elasticidad de la masa de harina, de su esponjosidad y de la variación del volumen, dando lugar a un producto más apetecible y sabroso.

La mayor parte de la población tolera la ingesta de gluten, sin embargo, otra gran parte de la misma no es capaz. Para este tipo de personas el consumo de productos con gluten puede provocar problemas de salud. Existen varias enfermedades relacionadas con el gluten.

La enfermedad celiaca es una patología hereditaria autoinmune caracterizada por una intolerancia permanente y crónica al gluten. La padecen personas que están predispuestas genéticamente y se caracteriza por una lesión de la mucosa del intestino delgado que provoca una atrofia de las vellosidades intestinales, lo que provoca una inadecuada absorción de los nutrientes de los alimentos (proteínas, grasas, hidratos de carbono, sales minerales y vitaminas).

Por otra parte, la alergia al gluten es una respuesta inmunológica que se produce en el organismo afectando a nuestro intestino, mientras que la sensibilidad al gluten es una patología donde no interviene el sistema inmunitario pero que sí se caracteriza por síntomas intestinales en individuos que no presentan enfermedad celíaca.

La leche es un producto que proviene de origen animal, por lo que es libre de gluten por naturaleza. Esto es bien conocido por el colectivo celiaco quienes, desde la Federación de Asociaciones de Celiacos de España, consideran este alimento como «verde» o “genérico” es decir, apto para el consumo por celiacos. Por lo tanto, la leche y derivados, como por ejemplo la nata, la mantequilla, el yogur natural y el queso; es decir derivados sin ingredientes susceptibles de llevar gluten, son alimentos totalmente aptos para las personas celiacas. Todo alimento que lleve gluten tiene que especificarlo en la lista de ingredientes ya que es un alérgeno de obligada información.

Para ello es importante leer la lista de ingredientes de los alimentos, si contiene gluten este estará especificado y resaltado. Si no contiene gluten, hay 2 opciones, no mencionar nada sobre el gluten o indicarlo con el sello “Sin gluten”, ambas opciones son válidas.

¿Tienen relación la obesidad y el consumo de lácteos?

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la mayor parte de la población vive en países donde la obesidad mata a más personas que la insuficiencia ponderal. La obesidad ha crecido mucho, desde 1975 se ha triplicado en la población general. Esto es un grave problema en la sociedad actual y cada vez hay más acciones o mecanismos puestos en marcha para combatir o prevenir esta enfermedad.

La obesidad es el aumento de grasa corporal que puede originar problemas para la salud, hay varias formas de medir ese aumento de grasa, desde la utilización de básculas de bioimpedancia hasta la toma de pliegues.

¿Qué causa la obesidad?

Científicamente se basa en un balance energético, la energía en exceso que ingiere una persona no se pierde, si no que se almacena en el cuerpo para poder utilizarla en un futuro.

Para llegar a ese superávit energético existen muchas maneras como por ejemplo, la ingesta excesiva de alimentos hipercalóricos y muy poco saciantes, como es el caso de la mayoría de alimentos ultraprocesados. Otra forma de llegar a este exceso energético es reduciendo la actividad física sin disminuir la ingesta habitual.

Muchos factores externos pueden condicionar nuestro estilo de vida. Llevar una alimentación acorde a nuestras necesidades nutricionales es clave para tener un balance energético correcto. Por ello se han analizado muchos grupos de alimentos para saber qué relación podrían tener con la aparición de esta enfermedad.

Los lácteos son uno de ellos, existe mucha diversidad variando mucho su aporte calórico o su nivel de saciedad. Por ejemplo, en el caso de la leche, en un estudio muy reciente se examinaron varios ratones que fueron alimentados con una dieta rica en grasas; recibieron también como alimento leche, dando como resultado una reducción del aumento del peso corporal.

En referencia a los lácteos, se hizo una revisión donde se analizaron varios estudios que evaluaban el papel de estos en la aparición de la obesidad o sobrepeso. Se pudo observar una relación inversa entre el consumo de lácteos y la aparición de sobrepeso u obesidad.

Como conclusión, se puede afirmar que en una alimentación correcta donde estén presentes los lácteos, estos no van a contribuir al aumento de grasa corporal.

Bibliografía

Babio N, Becerra-Tomás N, Nishi S, López-González L, Paz-Graniel I, García-Gavilán J, Schröder H, Martín-Calvo N, Salas-Salvadó J. Total dairy consumption in relation to overweight and obesityin children and adolescents: A systematic review andmeta-analysis. Obesity Reviews. 2022;23(S1): e13400.

Jiang M, Meng Z, Cheng Z, Zhan K, Ma X, Yang T, Huang Y, Yan Q, Gong X and Zhao G. Effects of Buffalo Milk and Cow Milk on Lipid Metabolism in Obese Mice Induced by High Fat. Front. Nutr. 2022; 9: 841800

La deficiencia de magnesio y los lácteos como opción

Actualmente, existen estudios que revelan que, en esta última década, tanto en España, como en Europa, la población no llega a cubrir las ingestas recomendadas de magnesio.

El magnesio es un mineral esencial para multitud de funciones en nuestro organismo. Destaca por su actividad en el hueso, siendo importantísimo para la salud ósea y prevención de osteoporosis. Tiene una función importante en el músculo, contribuye a la relajación y contracción muscular, por lo que también es clave para la recuperación y mantenimiento de la masa muscular. Además, realiza funciones primordiales a nivel cardiovascular, cerebral o cognitivo.

En concreto, en las investigaciones que se realizaron para el estudio ANIBES, se concluyó que hubo deficiencias significativas en de lo recomendado de magnesio, además de calcio y vitamina D.

La ingesta recomendada de magnesio es de 330-350 mg en mujeres y hombres adultos sanos respectivamente. En los niños en función de la edad y en la etapa de desarrollo se recomienda de 120-250mg, mientras que en los adolescentes encontramos valores de 300-350 mg en chicos respectivamente, en las tablas españolas.

Entre los grupos de origen animal, los lácteos contienen una cantidad respetuosa del magnesio. En el marco de una alimentación variada y equilibrada se recomienda el consumo de 2 a 3 raciones diarias de leche y sus derivados, dependiendo de la edad y la situación fisiológica. El consumo de 2 o 3 raciones de lácteos, como es un vaso de leche, una ración de yogur y queso puede aportar aproximadamente hasta un 20% de las recomendaciones en los adultos, mientras que en los niños puede llegar a cubrir hasta un 30 % de las necesidades de las ingestas recomendadas del magnesio.

EPA y DHA: Qué son y sus beneficios

Los ácidos grasos poliinsaturados (AGP) de la familia omega-3 (ácido alfa-linolénico, ácido docosahexaenóico y ácido eicosapentaenóico) y omega-6 (ácido linoleico y ácido araquidónico, principalmente) constituyen una familia de nutrientes de gran importancia para el ser humano, que están involucrados directamente en la generación de la respuesta inflamatoria.

El omega-3 es un ácido graso poliinsaturado esencial de cadena larga. Es esencial porque nuestro organismo no es capaz de sintetizarlo y lo necesita para funcionar correctamente. Hay diferentes formas de omega-3, entre ellas las más interesantes y conocidas son EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico).

Los AGP omega-3, en general, participan en vías metabólicas que tienen como producto final agentes antiinflamatorios.  EPA y DHA, son indispensables para el sistema inmunitario donde controlan los procesos clave que protegen nuestra salud. Juntos proporcionan numerosos e importantes beneficios en el organismo.

El papel del DHA

El ácido docosahexaenoico es constituyente de las células nerviosas y desempeña un papel importante en la estructura de las membranas. Intervienen en el desarrollo y el funcionamiento del cerebro y la retina.

El papel del EPA

El ácido eicosapentaenoico es precursor de sustancias antiinflamatorias que forman parte de la familia de las prostaglandinas. El ácido eicosapentaenoico se transforma en PGE3 (prostaglandina E3), cuyos efectos antiinflamatorios podrían ser interesantes en el tratamiento de las enfermedades inflamatorias: artritis, artrosis, inflamaciones crónicas…

Son varias las instituciones académicas y centros de investigación que han demostrado las ventajas de incluir el Omega 3 en la alimentación. La ingesta de estos tiene consecuencias positivas en gran parte del organismo.

¿Dónde encontrar DHA y EPA?

Este tipo de omega-3 puede encontrarse en alimentos de origen marino como los pescados azules (alto porcentaje graso) y en algas. Al solo contenerlo este tipo de alimentos y si a esto le añadimos que cada vez se encuentra en menos proporción, es complicado llegar a una ingesta recomendada.

Otro tipo de ácido graso omega-3 que se presenta en mayor cantidad en alimentos vegetales terrestres, es el ácido el ALA (ácido α-linolénico). Una vez ingerido, una pequeña parte se transforma dentro de nuestro organismo en EPA y DHA. Por lo que alimentos que contienen ALA también podrían aportar una pequeña parte de DHA y EPA.

Bibliografía

Von Schacky C. Importance of EPA and DHA Blood Levels in Brain Structure and Function. Nutrients. 2021 Mar 25;13(4):1074.

Swanson D, Block R and Mousa SA. Omega-3 fatty acids EPA and DHA: health benefits throughout life. Adv Nutr. 2012 Jan;3(1):1-7.

Vitamina D en los lácteos

La vitamina D es un micronutriente deficitario en gran parte de la población. Una de las razones de esto es que, para obtenerla, es muy importante exponerse a la radiación solar. De esta forma se sintetiza la mayoría, pero otra pequeña parte la podemos obtener mediante la alimentación; los pescados grasos son los alimentos que contienen mayor cantidad, pero los lácteos también aportan una cantidad interesante

Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, EFSA por sus siglas en inglés, la cantidad recomendada para las personas mayores de un año es de 15 µg por día.

Entre sus funciones, destaca su papel importante en la absorción del calcio y fósforo, por lo que la ingesta de estos nutrientes en una cantidad adecuada sería fundamental para obtener todas sus ventajas.

Tanto el fósforo como el calcio son dos minerales clave para tener una buena salud ósea. La sinergia entre estos dos minerales y la vitamina D hace que se aprovechen mejor sus beneficios. Diferentes estudios afirman la relación positiva entre el consumo de vitamina D y la mejora de la salud ósea. Desde pequeños, para prevenir el raquitismo, o en personas más mayores para la prevención de la osteoporosis. Y especialmente en los ancianos, ya que la cantidad de vitamina D recomendada es siempre superior debido a una mayor probabilidad de caídas y a un aumento de la fragilidad ósea. Los lácteos, contienen ambos nutrientes por lo que sería un grupo de alimentos muy a tener en cuenta.

Además de tener un importante papel en la salud ósea, la vitamina D puede desarrollar otras funciones, es capaz de activar un factor de transcripción nuclear conocido como receptor de vitamina D implicado en los procesos de diferenciación celular, inmunitarios y neuroprotectores, incluso también interviene en la regulación de la presión arterial. Estudios realizados, afirman que la vitamina D puede ayudar en la prevención de enfermedades de tipo inflamatorio, infecciosas e inmunitarias.

Dichas funciones la convierten en nutriente esencial y justifican la necesidad de su ingesta a través de los alimentos; entre los que destacan los productos lácteos porque mejoran su biodisponibilidad.

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