Activar el tejido adiposo pardo para combatir la obesidad

La obesidad se ha convertido en un problema de salud global, con consecuencias que pueden ir desde enfermedades cardiovasculares hasta diabetes tipo 2. La activación del tejido adiposo pardo (brown adipose tissue, por sus siglas en inglés BAT) ha surgido como una posible estrategia para combatir la obesidad. Este tejido, a menudo pasado por alto, despierta un interés renovado debido a su capacidad para quemar calorías a través de la termogénesis; es decir, la capacidad de generar calor en el organismo.

¿Qué es el tejido adiposo pardo o marrón (BAT)?

El tejido adiposo pardo es un tipo de tejido adiposo, especializado, que se encuentra principalmente en los bebés y en ciertas áreas del cuerpo de los adultos, como el cuello y la parte superior del pecho. A diferencia del tejido adiposo blanco (white adipose tissue, por sus siglas en inglés WAT), cuya función principal es almacenar energía en forma de grasa, el BAT está especializado en la generación de calor a través de un proceso llamado termogénesis no asociada al temblor (nonshivering thermogenesis). Este tipo de termogénesis es la forma principal de generación de calor en los bebés recién nacidos.

El tejido adiposo pardo tiene una alta capacidad calorífica debido a la elevada proporción de mitocondrias en sus células grasas o adipocitos y a la presencia de UCP1 (proteína desacoplante 1) en estas. Los adipocitos del tejido adiposo pardo se caracterizan por estar muy vascularizados, tener múltiples gotitas de lípidos, y expresan un tipo de proteína en la membrana de sus mitocondrias, la UCP1. Esta proteína se encarga del desacoplamiento de la fosforilación oxidativa, generando calor en vez de producir ATP en las mitocondrias.

Mecanismos de activación del BAT

La UCP1 en las células del tejido adiposo pardo se activa mediante diversas vías nerviosas y hormonales. Las principales señales que desencadenan esta activación son las catecolaminas, como la noradrenalina, la cual se libera en respuesta al frío y afecta a los receptores adrenérgicos β3 en la superficie de los adipocitos pardos. Esta interacción inicia una serie de señalizaciones dentro del adipocito que resulta en la activación de la UCP1 y, por ende, en la generación de calor.

La activación del BAT se produce en respuesta a diversos estímulos que activan el Sistema Nervioso Simpático (SNS). La exposición al frío uno de los estímulos más destacados. Cuando nos exponemos al frío, las células del BAT se activan para producir calor y mantener la temperatura corporal. Además del frío, el ejercicio físico también puede activar el BAT, aumentando así la quema de calorías. Además, algunos nutrientes y compuestos naturales, como el té verde y la capsaicina, han demostrado tener efectos en la activación del BAT.

Beneficios de la activación del BAT en la lucha contra la obesidad

En primer lugar, la activación del BAT aumenta el gasto energético, lo que significa que se queman más calorías en reposo. La investigación sobre la activación del BAT está en constante evolución, con nuevos avances que se producen regularmente. El desarrollo de terapias farmacológicas específicas para activar selectivamente el BAT podría proporcionar nuevas opciones de tratamiento para la obesidad y trastornos metabólicos relacionados.

Sin embargo,a pesar de los avances en este campo, existen desafíos y consideraciones éticas que deben abordarse. Por ejemplo, la exposición al frío puede no ser adecuada para todas las personas, especialmente aquellas con afecciones médicas preexistentes.

En resumen, la activación del tejido adiposo pardo emerge como una estrategia prometedora en la lucha contra la obesidad. A través de la exposición al frío, el ejercicio físico y otros estímulos, podemos aprovechar el potencial del BAT para aumentar el gasto energético, mejorar el metabolismo y reducir el riesgo de enfermedades metabólicas.

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Lactasa: qué es y cuál es su función en la digestión de los lácteos

Lactasa: ¿qué es?

Seguro que has oído hablar de la lactosa y la lactasa pero, ¿qué son exactamente? En la leche, la lactosa es el principal carbohidrato, formado a su vez por dos monosacáridos: la glucosa y la galactosa. Sin embargo, es común confundir la lactosa (carbohidrato) con la lactasa (enzima). La lactasa es una enzima degrada la lactosa, un disacárido, en sus dos azúcares simples, la glucosa y la galactosa, para su posterior absorción. Esta enzima que descompone la lactosa se encuentra en el intestino delgado.

¿La lactasa para qué sirve? También se utiliza en la industria alimentaria para producir productos lácteos sin lactosa y en medicina como complemento alimenticio para ayudar a las personas con intolerancia a la lactosa a digerir mejor los lácteos.

Diferencia entre la lactosa y la lactasa

Una vez aclarado qué es la lactasa, es frecuente que exista confusión entre los términos “lactosa” (carbohidrato) y “lactasa” (enzima). Este puede surgir debido a la similitud en los nombres y su relación directa en el proceso de digestión de los lácteos.

Mientras que la lactosa es un disacárido que necesita ser descompuesto en glucosa y galactosa para su absorción adecuada en el intestino delgado, la lactasa es la enzima que se encarga de dicha descomposición. 

¿Cómo funciona la enzima lactasa?

Cuando una persona consume alimentos que contienen lactosa, como la leche, la lactosa viaja a través del sistema digestivo hasta llegar al intestino delgado. Allí, la lactasa descompone o hidroliza la lactosa, un disacárido, en sus dos azúcares simples, glucosa y galactosa. Estos azúcares simples pueden ser fácilmente absorbidos en el intestino delgado y luego transportados a través de la sangre hacia diversas células del cuerpo, donde se utilizan como fuente de energía.

La actividad de la lactasa es esencial para la capacidad del cuerpo para digerir eficientemente los productos lácteos. Sin suficiente lactasa, la lactosa no puede descomponerse y por lo tanto metabolizarse adecuadamente, lo que implica una malabsorción de la lactosa y en consecuencia una intolerancia. Esto puede causar síntomas como hinchazón, gases y diarrea después de consumir lácteos.

Patologías asociadas al déficit de lactasa

Aproximadamente el 70% de la población mundial presenta malabsorción de la lactosa, siendo incapaz de digerirla, lo que quiere decir que la enzima lactasa en el intestino delgado tiene una expresión limitada. Esto es debido a factores evolutivos ya que, de forma natural, en los mamíferos, la actividad de la enzima lactasa tiene su pico tras el nacimiento para luego reducirse paulatinamente tras el destete.  Sin embargo, con la introducción del consumo de leche y productos lácteos, esta enzima continuó expresándose más allá del período de lactancia en aquellas poblaciones que consumían lácteos, lo que se conoce como persistencia de lactasa. Por este motivo, la prevalencia de la malabsorción de lactosa de entre el 85% y el 100% en asiáticos y americanos nativos, pero en la Europa mediterránea de entre el 60% y el 80% y en las poblaciones del norte de Europa de tan solo un 2%.

La disminución en la expresión de la lactasa (la enzima que degrada la lactosa) en la edad adulta da lugar a una malabsorción primaria de esta, pasando la lactosa no degradada al intestino grueso; es decir, llega al colon de forma íntegra, manteniendo la unión entre la glucosa y la galactosa. Este paso de la lactosa no degradada al intestino grueso puede dar lugar a síntomas como hinchazón, dolor abdominal o diarrea, lo que se conoce como intolerancia a la lactosa. Hay que tener en cuenta que estos síntomas son transitorios y no se producen daños en el intestino delgado a largo plazo, además de que los mismos desaparecen al seguir una dieta con productos que no contengan lactosa.

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Bibliografía

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Caseína de la leche: qué es y para qué sirve

¿Qué es la caseína?

Es posible que hayas oído hablar de la caseína pero, ¿qué es exactamente? La caseína es una proteína compleja presente en la leche y sus derivados lácteos. En la leche de vaca, la caseína representa un 80% del contenido proteico total, mientras que las proteínas del suero comprenden el 20% restante.

La caseína se presenta en forma de micelas, que son agregados coloidales de proteínas y fosfato cálcico suspendidos en el líquido de la leche. Estas micelas permiten la solubilización de calcio y fósforo en la leche, lo que facilita su absorción. Durante el proceso de cuajado de la leche para la fabricación de queso y otros productos lácteos, las micelas de caseína se agrupan y precipitan, separándose del suero de leche (proteína whey, por su nombre en inglés). Se distinguen distintos subtipos de caseína en la leche bovina:  αs1-caseína, αs2-caseína, β-caseína y κ-caseína.

La caseína contiene todos los aminoácidos esenciales, lo que la convierte en una proteína completa, además de tener un alto valor biológico. Esto es importante porque el cuerpo humano no puede producir estos aminoácidos por sí mismo y depende de la dieta para obtenerlos.

Además, la caseína de la leche es una proteína de digestión más lenta que las proteínas del suero porque presenta un tiempo mayor de vaciado gástrico al precipitar en el pH ácido del estómago y coagularse. Por esto tiene un efecto anticatabólico, aportando proteínas de manera más gradual y sostenida al músculo respecto a las proteínas del suero, evitando así su catabolismo o “degradación” y favoreciendo la conservación de la masa muscular.

¿Para qué sirve la caseína?

Al ser una proteína de digestión lenta, la caseína de la leche es ampliamente reconocida por su capacidad para proporcionar una liberación sostenida y paulatina de aminoácidos en el torrente sanguíneo. Esto la convierte en una excelente opción para aquellos que desean mantener un suministro constante de aminoácidos para el crecimiento y la reparación muscular durante un período prolongado.

Además de su papel en la síntesis de proteínas musculares, ¿la caseína para qué más sirve? Debido a su lenta digestión, la caseína de la leche también puede servir para ayudar a mantener la sensación de saciedad, lo que puede ser beneficioso para aquellos que están en un proceso de reducción de grasa corporal o reducir su ingesta calórica. Al proporcionar una liberación lenta de nutrientes, puede ayudar a mantener los niveles de energía y saciedad, reduciendo el apetito.

Por otro lado, la caseína, que se encuentra unida al fosfato cálcico en las micelas, contribuye a aumentar la biodisponibilidad del calcio (es decir, la capacidad del cuerpo para absorber y utilizar un nutriente). Por esto, además de por la presencia de lactosa, vitamina D y ácidos grasos presentes de forma natural en la leche, la biodisponibilidad es de un 30% frente al 5% de las espinacas, por ejemplo. El calcio es un macromineral esencial que desempeña un papel crucial para mantener huesos y dientes fuertes. Además, el calcio también es necesario para la contracción muscular, la transmisión de señales nerviosas, la coagulación sanguínea y otras funciones corporales vitales.

¿Para qué sirve la caseína antes de dormir?

El momento óptimo para consumir caseína como suplemento es por la noche al irse a la cama. ¿Para qué sirve la caseína antes de dormir y por qué es el mejor momento del día para ingerirla? Dada su lenta digestión y liberación, la caseína ofrece un flujo constante de aminoácidos a lo largo de la noche, lo que puede prevenir la degradación muscular y favorecer la recuperación durante el sueño. Durante el descanso, el cuerpo entra en un estado de ayuno prolongado, lo que podría llevar a la descomposición de las reservas de proteínas musculares para obtener energía. Al ingerir caseína antes de acostarse, se garantiza un suministro constante de aminoácidos, lo que puede proteger la masa muscular y estimular la síntesis de proteínas durante la noche.

Además, recientes estudios han descubierto que un hidrolizado tríptico de la caseína alfa s1, contiene un péptido bioactivo con propiedades reguladoras del estrés, la alfa casozepina. Esto, sumado a la presencia de triptófano como aminoácido presente en la caseína, el cual es un precursor de la melatonina, una hormona que juegan un papel clave en la regulación del ciclo del sueño-vigilia, podría indicar un impacto positivo de la caseína de la leche en la calidad del sueño. Sin embargo, son necesarias más investigaciones al respecto para poder realizar tales afirmaciones.

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Probióticos, prebióticos, simbióticos, postbióticos…¿cuál es la diferencia?

En los últimos años, el interés por la salud intestinal, la microbiota y su impacto en el bienestar ha crecido considerablemente. Dentro de este campo, términos como probiótico, prebiótico, simbiótico y postbiótico han ido ganando popularidad. Sin embargo, muchas personas aún no comprenden la diferencia entre los mismos y cómo afecta cada uno de ellos a la salud digestiva.

¿Qué diferencia hay entre probióticos y prebióticos?

Los probióticos se definen como microorganismos vivos que, ingeridos en una cantidad adecuada, ejercen un efecto beneficioso en la salud del huésped. Se encuentran normalmente en alimentos fermentados (yogur, kéfir, chucrut, miso), así como en suplementos dietéticos. Los probióticos más comunes son las bacterias ácido-lácticas como, por ejemplo, los lactobacilos y las bifidobacterias.

Por otro lado, los prebióticos son componentes no digeribles (carbohidratos fermentables) de los alimentos que actúan como “alimento” para las bacterias beneficiosas presentes en el intestino de forma selectiva (probióticos), promoviendo su crecimiento y actividad. Entre los prebióticos se encuentran los fructooligosacáridos (FOS) como la inulina, los galactooligosacáridos (GOS), las pectinas o el almidón resistente, entre otros. Algunos ejemplos de alimentos prebióticos son la cebolla, el ajo, la achicoria, las setas, los espárragos, la avena o la manzana.

Qué son los simbióticos

Una vez definidos los conceptos de probiótico y prebiótico, resulta más sencillo entender qué son los simbióticos. Los simbióticos son una combinación de probióticos y prebióticos en un mismo producto. Esta combinación tiene como objetivo maximizar los beneficios para la salud intestinal al proporcionar tanto los microorganismos beneficiosos como los nutrientes que necesitan para crecer y prosperar en el intestino.

Los simbióticos pueden encontrarse en forma de alimentos fermentados que contienen tanto probióticos como prebióticos de forma natural, o como suplementos dietéticos diseñados específicamente para proporcionar una combinación equilibrada de microorganismos vivos (probióticos) y fibras prebióticas (prebióticos). Esta combinación sinérgica crea un ambiente óptimo en el intestino, promoviendo el crecimiento y la supervivencia de las bacterias beneficiosas y mejorando así el equilibrio de la microbiota intestinal.

Qué son los postbióticos

Los postbióticos se definen como una preparación de microorganismos inanimados/inactivos y/o sus componentes que confieren un beneficio al huésped. Los postbióticos pueden incluir una variedad de componentes, como células microbianas inactivas, extractos celulares, lisados celulares, paredes celulares, ácidos orgánicos, péptidos, polisacáridos y otras moléculas bioactivas. Esta definición amplía el concepto de postbióticos para incluir tanto los microorganismos inactivos como los componentes bioquímicos derivados de su actividad metabólica (metabolitos), como los ácidos grasos de cadena corta (como el butirato), péptidos o vitaminas producidas por dichos microorganismos.

Sin embargo, a pesar de su rápido crecimiento en el mercado y el interés creciente por parte de consumidores y profesionales de la salud, aún se necesitan más estudios para comprender completamente sus mecanismos, efectos y beneficios potenciales. Aunque algunos estudios preliminares sugieren que los postbióticos pueden tener efectos positivos en la salud intestinal, incluyendo la modulación de la microbiota y la mejora de la función inmunológica, la evidencia científica sigue siendo limitada y heterogénea.

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A partir de qué edad dar leche a tu bebé

Es muy frecuente, especialmente en el caso de madres primerizas, que surjan dudas acerca de como alimentar a los más pequeños. En este post analizaremos en concreto cuáles son las recomendaciones y los beneficios en torno a la introducción de la leche de vaca en la dieta de los bebés.

Leche de vaca para bebés: ¿Qué dice la OMS?

Las recomendaciones por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en cuanto a lactancia y la alimentación durante los primeros meses de vida son claras: iniciar en la primera hora de vida del bebé la lactancia materna, durante los primeros seis meses de vida exclusivamente lactancia materna y, a partir de los seis meses, introducción de la alimentación complementaria con alimentos saludables y seguros, continuando con la lactancia materna hasta más o menos los dos años, e incluso más.

La alimentación complementaria, como su propio nombre indica, es la introducción de alimentos en la dieta del bebé que complementen la lactancia materna, pues a partir de los 6 meses, las necesidades nutricionales y energéticas del bebé aumentan y su cuerpo ya estará lo suficientemente desarrollado como para introducir alimentos.

La OMS y la Asociación Española de Pediatría (AEP), declaran: un niño sano puede comenzar a tomar leche de vaca a partir de 1 año.

Beneficios de la leche entera para bebés de 1 año

Tras cumplir el año, tal como se ha visto, la recomendación es introducir paulatinamente la leche de vaca en la dieta diaria del bebé. Esta leche tiene que ser leche entera, sin descremar, ya que la grasa de la leche entera favorece la absorción de vitaminas liposolubles como la vitamina A y la vitamina D, presentes de forma natural en la leche.

La leche además les aporta proteínas de alto valor biológico como la caseína y las proteínas del suero y la lactosa, un disacárido (vulgarmente conocido como “el azúcar de la leche”) compuesto por glucosa y galactosa, normalmente bien tolerado por los más pequeños, ya que la leche materna también contiene lactosa, que como todos los carbohidratos es una buena fuente de energía.

Por otro lado, no hay que olvidar que la leche y sus derivados lácteos son una fuente excelente de calcio altamente biodisponible, un mineral esencial en la formación de los dientes y huesos de los bebés. El calcio de la leche es más interesante desde el punto de vista nutricional, comparado con el calcio contenido en otros alimentos ya que la presencia natural de lactosa y vitamina D en conjunto con este mineral hace que este tenga una alta biodisponibilidad y, por lo tanto, se absorba mejor en el intestino delgado.

Por último, es necesario destacar el alto contenido de agua presente en la leche, superior a un 90% de la misma, lo que la convierte en una de las mejores fuentes de hidratación.

Nuestra Leche Entera Central Lechera Asturiana contiene leche entera y nada más, una leche beneficiosa tanto para ti como para tu bebé.

¿Cuánta leche entera debe tomar un bebé de un año?

La cantidad diaria recomendada de calcio es de 700 mg para niños entre 1 y 3 años. Esto se puede conseguir con 500 ml aproximadamente, es decir, dos vasos al día de leche entera.

Hay que tener en cuenta que, normalmente, cuando el bebé cumple el año es perfectamente capaz de beber por sí mismo de un vaso, por lo que no sería necesario servirle la leche en un biberón, por ejemplo.

En el caso de que no les guste la leche, y con el fin de asegurar la ingesta diaria de calcio, podrían tomar en su lugar derivados lácteos como el queso o el yogur. Por ejemplo, dos yogures (250 g) o 30 g de queso semicurado aportan el mismo calcio que un vaso (250 ml) de leche.

Bibliografía

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Papel de los nutracéuticos en la salud metabólica

Nutracéuticos: ¿qué son?

Los nutracéuticos son compuestos bioactivos presentes en los alimentos que poseen propiedades terapéuticas y confieren beneficios para la salud. El término «nutracéutico» proviene de la combinación de las palabras «nutriente» (componente nutritivo de un alimento) y «farmacéutico» (fármaco), lo que denota las potenciales propiedades terapéuticas de estos compuestos.

Algunos ejemplos comunes de nutracéuticos incluyen el resveratrol, que se encuentra en su gran mayoría en  las uvas, conocido por sus efectos antioxidantes y antienvejecimiento; la curcumina, presente en la cúrcuma, reconocida por sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes; y los ácidos grasos omega-3 (EPA y DHA), que se encuentran en pescados grasos como el salmón y el atún, conocidos por sus beneficios cardiovasculares y antiinflamatorios.

Un estudio publicado recientemente en la revista Nutrients investiga el rol de estos compuestos en la modulación del estrés oxidativo y la inflamación, dos condiciones características de “enfermedades metabólicas” o “enfermedades crónicas no transmisibles” como la obesidad, el síndrome metabólico, la hipertensión, la diabetes tipo 2, la dislipidemia o la hipertrigliceridemia.

Nutracéuticos y trastornos metabólicos

Los trastornos metabólicos mencionados se caracterizan por la presencia de una interacción compleja entre inflamación crónica de bajo grado y estrés oxidativo, como denominador común. Éste último se caracteriza por un desequilibro entre las especies reactivas de oxígeno (ROS) y los antioxidantes endógenos, desencadenando una serie de eventos que contribuyen al daño celular y a la progresión de estas condiciones patológicas. Por otro lado, la inflamación sistémica crónica de bajo grado, también conocida como «metainflamación» o inflamación metabólica, se caracteriza por una elevación en los niveles de proteínas de fase aguda y citocinas con actividad inflamatoria, como la proteína C reactiva (PCR), factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) y la interleucina 6 (IL-6), entre otros marcadores.

En este complejo escenario, los nutracéuticos emergen como potenciales aliados terapéuticos dada su capacidad para contrarrestar el estrés oxidativo, modular la inflamación y mejorar la respuesta antioxidante endógena.

Polifenoles

Dentro de los nutracéuticos, los polifenoles tienen una importancia destacada dadas sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Estos compuestos de origen vegetal actúan neutralizando los radicales libres dañinos que pueden causar estrés oxidativo en el cuerpo, implicado en el envejecimiento y el desarrollo de enfermedades metabólicas. Estos compuestos se encuentran en una gran variedad de alimentos vegetales, como las frutas y verduras, el té o el cacao, entre otros.

En concreto, el resveratrol, un polifenol anteriormente citado, ha sido ampliamente estudiado por su potente capacidad antioxidante y antiinflamatoria, ya que disminuye la producción de ROS y reduce la producción citoquinas proinflamatorias.

Curcumina

Otro compuesto destacado es la curcumina, un polifenol presente en la cúrcuma, una especia de color anaranjado ampliamente utilizada en la cocina asiática y la medicina tradicional. La curcumina exhibe una amplia gama de propiedades terapéuticas, que incluyen actividad antioxidante, antiinflamatoria, anticancerígena y neuroprotectora. Su capacidad para neutralizar las especies reactivas de oxígeno (ROS) y modular las vías inflamatorias la convierte en un nutracéutico valioso en el manejo de enfermedades metabólicas y condiciones relacionadas.

Otros compuestos

A pesar de que los polifenoles como el resveratrol o la curcumina son de los compuestos más estudiados, existe una amplia variedad de nutracéuticos y compuestos bioactivos con demostrados beneficios para la salud, como los probióticos, las vitaminas D, C y E, el selenio, el licopeno, la coenzima Q10 o los ácidos grasos omega-3.

Los ácidos grasos omega-3, especialmente el EPA (ácido eicosapentaenoico) y el DHA (ácido docosahexaenoico), se destacan como nutracéuticos prometedores en la prevención y el tratamiento de diversas enfermedades crónicas, especialmente las enfermedades cardiovasculares. Numerosos estudios respaldan el papel de los omega-3 en la reducción de la inflamación. Por ejemplo, se ha encontrado que los omega-3 inhiben la activación del NF-κB, una proteína implicada en la regulación de la respuesta inflamatoria, lo que lleva a una disminución de la inflamación. Además, la combinación de omega-3 con vitamina D3 ha demostrado reducir la inflamación sistémica, lo que sugiere sinergias beneficiosas entre estos nutrientes.

Aunque los nutracéuticos no buscan reemplazar a los fármacos tradicionales, juegan un papel complementario como vía de actuación preventiva, especialmente en el manejo de afecciones comúnmente asociadas con el síndrome metabólico, como la diabetes tipo 2, la hipertensión o enfermedades cardíacas. Estas características multifacéticas de los nutracéuticos resaltan su importancia en la promoción del bienestar general y la salud.

Bibliografía

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