
Una nutrición adecuada es fundamental para todos, pero cobra especial importancia para quienes practican deporte, ya que contribuye a alcanzar el máximo rendimiento físico, a mejorar la recuperación post-ejercicio y a reducir el riesgo de lesiones. Para ello, es esencial contar con una estrategia nutricional personalizada, adaptada a las necesidades individuales y al tipo de actividad deportiva, tanto en atletas profesionales como en personas que realizan ejercicio físico de manera habitual.
Importancia de la nutrición deportiva
La nutrición deportiva desempeña un papel fundamental en la preparación integral del deportista, junto con el descanso y el trabajo físico. Una correcta planificación dietética permite optimizar el rendimiento físico, acelerar los procesos de recuperación tras el esfuerzo y minimizar el riesgo de lesiones. Esta rama de la nutrición estudia qué comer, cuándo hacerlo y por qué adaptar alimentos y bebidas a cada situación concreta.
Además, una estrategia nutricional bien diseñada debe ajustarse a las necesidades individuales del deportista, considerando el tipo de actividad física, su intensidad, duración y objetivos. Una planificación inadecuada puede traducirse en fatiga prematura, deficiencias nutricionales, pobre adaptación al entrenamiento e incluso en un mayor riesgo de abandono deportivo.
Principios básicos de la alimentación deportiva
Al igual que en cualquier otra dieta saludable, la alimentación deportiva debe de basarse en una alimentación equilibrada, priorizando alimentos frescos y variados, y evitando excesos o carencias. La combinación adecuada de carbohidratos, proteínas y grasas, junto con una correcta hidratación y el aporte suficiente de vitaminas y minerales, permite mantener el equilibrio necesario para un rendimiento óptimo y una recuperación eficaz.
Macronutrientes esenciales para deportistas
Los macronutrientes deben ser ajustados en función del tipo de deporte, duración, intensidad y objetivos específicos del deportista. Para quienes realizan actividad física de forma regular sin objetivos competitivos concretos, una dieta equilibrada normal, que proporcione una distribución energética aproximada del 45 al 55% en carbohidratos (3–5 g/kg/día), 15 al 20% en proteínas (0.8–1.2 g/kg/día) y 25 al 35% en grasas (0.5–1.5 g/kg/día) suele ser suficiente para cubrir sus necesidades diarias. En cambio, los atletas profesionales o de élite que se someten a rutinas de entrenamiento más exigentes, con mayor volumen e intensidad, necesitan un aporte superior de macronutrientes, especialmente de carbohidratos y proteínas.
Los tres macronutrientes principales tienen funciones específicas dentro de la nutrición en el deporte:
- Carbohidratos: Son la fuente principal de energía. Una adecuada ingesta de carbohidratos permite mantener niveles óptimos de glucógeno hepático y muscular, y mejorar la resistencia durante el ejercicio prolongado. La estimación de la cantidad de hidratos de carbono en la dieta del deportista se realiza en base al peso corporal y no a las calorías totales de la dieta. Para deportistas que entrenan intensamente entre 2 y 3 horas al día, cinco o seis veces por semana, se recomienda una ingesta de 5–8 g/kg/día de carbohidratos. En casos de entrenamiento intenso de alto volumen (3–6 horas diarias), la recomendación puede elevarse a 8–10 g/kg/día.
- Proteínas: Fundamentales para mantener y aumentar la masa muscular. Las recomendaciones actuales indican entre 1.2 a 2.0 g/kg/día para la mayoría de atletas, y hasta 2.2 g/kg para entrenamientos de alta intensidad. La distribución ideal es cada 3-4 horas, en bolos de 20-40 g, incluyendo una dosis post-ejercicio para maximizar la síntesis proteica. Algunas de las mejores fuentes dietéticas de proteínas de alta calidad y bajo contenido en grasa incluyen pollo (sin piel), pescado, claras de huevo, cortes magros de carne de res y leche desnatada, que aporta tanto caseína como proteínas del suero.
- Grasas: Cumplen un papel importante en la salud hormonal, son una fuente de energía y ayudan a la absorción de vitaminas liposolubles (A, D, E y K). Se recomienda que las grasas representen entre un 20-30% de las calorías del día. Esto debe permitir cubrir las necesidades de ácidos grasos esenciales. Se aconseja que la comida previa al entrenamiento o la competición sea baja en grasa, para evitar molestias intestinales o digestiones lentas.
Micronutrientes y su papel en el deporte
Los micronutrientes (las vitaminas y los minerales) desempeñan un papel fundamental en el rendimiento deportivo y la recuperación, así como en el funcionamiento óptimo del organismo en general. Aunque se requieren en cantidades pequeñas, tienen un gran impacto en la salud metabólica, la contracción muscular, el transporte de oxígeno y la función inmunológica, entre otras funciones.
- Vitaminas: Se dividen en vitaminas liposolubles (A, D, E y K) y vitaminas hidrosolubles (complejo B y C). Aunque la evidencia sobre el valor ergogénico (como suplemento) directo de las vitaminas en atletas es limitada, sí se ha observado que corregir deficiencias mejora notablemente la salud y el rendimiento. Por ejemplo, la vitamina E puede ayudar a reducir el daño oxidativo provocado por el ejercicio.
- Minerales: Algunos minerales pueden reducirse debido al ejercicio prolongado o a pérdidas por sudor. En particular pueden verse afectados sodio, potasio y magnesio en ejercicios de intensidad moderada a alta. En estos casos, es esencial reponer esas pérdidas a través de alimentos y líquidos. Si los niveles de minerales en el organismo son adecuados, no se producirán mejoras por suplementación con minerales.
Los deportistas, debido al aumento del estrés fisiológico y las pérdidas por sudor, pueden requerir una ingesta mayor de ciertas vitaminas y minerales. Lo ideal es realizar una evaluación individualizada del estado nutricional para asegurar un aporte adecuado.
Ejercicio físico y nutrición: una relación simbiótica
La relación entre ejercicio físico y nutrición es bidireccional. Mientras que una alimentación adecuada mejora el rendimiento y la recuperación, el ejercicio influye en lo que el cuerpo necesita en términos de energía y nutrientes. Por ejemplo, entrenamientos intensos aumentan la demanda de ciertos nutrientes y líquidos. Una correcta planificación de las ingestas antes, durante y después del ejercicio puede modular la respuesta anabólica (crecimiento de tejidos corporales) o reducir el daño muscular provocado por el ejercicio, entre otros aspectos.
Adaptar la dieta según el tipo, duración e intensidad del ejercicio es esencial para alcanzar los objetivos deportivos. La nutrición en el deporte debe entenderse, por tanto, como una herramienta que potencia los beneficios del entrenamiento físico, contribuyendo a alcanzar los objetivos deportivos de manera más eficaz.
Hidratación en el deporte: un factor clave
La hidratación es un factor clave para un óptimo rendimiento deportivo. Una adecuada hidratación contribuye a la regulación de la temperatura corporal, el volumen plasmático (fracción líquida de la sangre) y la contracción muscular, entre otras importantes funciones.
La pérdida de tan solo un 2% del peso corporal en líquidos puede disminuir el rendimiento físico y la función cognitiva. Es esencial hidratarse suficientemente antes, durante y después del entrenamiento para evitar los efectos de la deshidratación. En general, para quienes realizan ejercicios de manera recreativa, si su entrenamiento es de mediana o baja intensidad y tiene una duración menor a 60-90 minutos, beber agua es suficiente. Durante la actividad física, lo ideal es ingerir líquidos en pequeñas cantidades cada 10 o 15 minutos, incluso sin tener sed, para reponer lo perdido por el sudor. Sin embargo, en entrenamientos intensos, prolongados o realizados en ambientes calurosos, las bebidas isotónicas o deportivas, que combinan agua, carbohidratos y electrolitos, son una buena opción, ya que ayudan a mantener el equilibrio hídrico.
Algunos estudios han demostrado que la leche puede ser una opción incluso mejor que el agua y similar a las bebidas isotónicas para la rehidratación post-ejercicio. Su combinación única de nutrientes como lactosa, proteínas de alta calidad y minerales permite reponer líquidos de manera efectiva, favoreciendo además la recuperación muscular.
Dieta para deportista: qué tener en cuenta
Una dieta para una persona deportista bien planteada puede marcar la diferencia entre progresar o estancarse. Esta debe adaptarse a las demandas individuales del atleta y contribuir a mantener su rendimiento físico y mental de forma sostenible. A continuación, te dejamos una serie de aspectos básicos que no debes olvidar:
- Come lo suficiente para sostener la carga de entrenamiento: el déficit energético constante perjudica el rendimiento y la recuperación.
- Asegura una ingesta de proteínas de alta calidad adecuada y repartida a lo largo del día para mantener la masa muscular. La proteína del suero de leche (también conocida como whey), por su alto contenido en el aminoácido leucina, es especialmente eficaz para estimular la síntesis proteica tras el ejercicio. En general, la leche en el deporte es una aliada nutricional gracias a su equilibrio entre proteínas y otros nutrientes esenciales.
- No subestimes la importancia de los hidratos de carbono: son el combustible principal en la mayoría de los deportes.
Los suplementos son una herramienta, no una solución: la base será siempre una alimentación saludable, equilibrada y completa.
Bibliografía
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